martes, 14 de agosto de 2012

RE-NEO-Barroquismo

Hay quien dice que el Barroco murió en España. Sin embargo, no es así, y no lo digo yo, lo dice la Semana Santa.

Claro, ya no estamos en las circunstancias sociales y, en gran parte, culturales del siglo XVII (y XVIII, que en España el Barroco propiamente dicho no fue cosa de un siglo), por tanto ya no llamamos Barroco a nuestra época, tampoco estaría bien Neo-Barroco, por eso de que ya está "pillado". De hecho, aunque muchos listos lleven décadas poniendo nombres a nuestra época (que si de la información, de la mundialización, etc.) será el futuro el que nos nomine. Mi aporte, dentro de este cotexto quedará muy bien, es que vivimos en un Re-Neo-Barroquismo (que no Re-Neo-Barroco).

Y no sólo de España vive el "aparentismo", sino que fuera también se juega con lo espectacular. Si en España algunas señoras confunden la Eucaristía con una pasarela de moda y modo, en otros sitios dicen: ¡mirar qué moennos somos, que juntamos una orquesta sinfónica, con gaitas, instrumentos balcánicos, una cuadriga, ropas sacadas de Conan y un violinista! Que yo no sé si toca el violín, pero lo pinta a la perfección.

Por tanto, en Europa y en España (permítanme el hiato) se ha vuelto a un barroquismo nuevo (por lo de re y lo de neo). Si en España seguimos con diosas-vírgenes, en Alemania, más moennos ellos, le dan por las comedias de tramoyón, pero el espíritu es el mismo. Fastuosidad, feísmo, pastichismo histórico, y ahora, por eso del siglo XXI, multiculturalidad. Ea, os dejo con el texto, que hasta aquí ha sido pre.

Corvus Corax

EDITO

Copio un texto del ahora tan injustamente denostado Juan Luis Alborg, para intentar esclarecer por qué creo lo que creo:

"Calderon vive la plenitud de nuestro siglo barroco, y este hecho tiene su principal manifestación en el lenguaje: [...] estudiada acumulación de artificios estilísticos donde tienen cabida todas las innovaciones del cultismos y del conceptismo, que se armonizan amigablemente en su obra. [...]Calderón intensifica [...] la herencia tomada de los dramaturgos anteriores para redoblar ante el espectador la eficacia de sus recursos: unas veces esto se produce mediante la multiplicación o exageración de rasgos que tienden a sorprender la atención, embotada ya por la insistencia en unos mismo caracteres y juegos escénicos;[...]."*

Evidentemente esto hay que aplicarlo a la actualidad, así, encontramos una música orquestal (cultismo) y otra pretendidamente folklórica (gaitas y otros instrumentos balcánicos, esto es: conceptismo) dando sus particulares texturas. Vale que ya no asumimos la separación tajante entre cultismo y conceptismo, pero ese es otro tema. Exagerar el coro enorme con capuchas, como si de monjes benedictinos del Císter se trataren, sólo sirve para que dejemos de embotarnos al ver unos gaiteros estupendos saltando por el escenario con sus instrumentos y cadrigas cual circo romano, y pasemos a embotarnos por TODO.

¿Quién dice que, además, por lo ridículo del espectáculo, no recuerda (y no digo que se parezca, para nada) a las parodias que el mismo Calderón no hacía de sus óperas barrocas?

Recordemos otra afirmación en el Alborg, refiriéndose al teatro previo al neoclasicismo, que se daba en el siglo XVIII: "en este teatro, la cortísima porción que todavía podamos conceder a lo literario acababa por asfixiarse entre el aparato de la tramoya y el ruido de los comparsas que para gran parte del público suponían lo más delicioso de la representación; el éxito de una obra quedaba asegurado si se lograba hacer funcionar cualquier truco escénico, aun el más burdo, que halagara el deseo insaciable de espectáculos maravillosos. Por esto lo tuvieron tan dilatado durante todo el siglo -y continuó bastante tiempo después- las llamadas "comedias de magia", donde todo el efecto quedaba encomendado a las sorpresas prodigiosas, sin importar su puerilidad (las modernas películas de ciencia ficción podrían darnos una idea aproximada de dicho género)". pág. 573**

¿No es lo que vemos en dicho concierto, donde la música pasa a espectáculo, y la "representación" de la misma tiene más de espectacularidad que de representación?

Y, por último, siguiendo a Alborg en su reflexión parentética, ¿no es lo que vemos en el cine jolibudiense? Y ya no sólo al que pudo conocer Alborg en vida, sino al ridículo (aunque dependerá de la película para tal ponderación) que nos presenta Avatar, Conan (la última versión), etc.

Y pudiéramos seguir con citas y reflexiones, pero sería alargar en la redundancia este texto que sólo quería ser una brevísima reflexión, más breve que la actual.

Por eso, el re-neo-barroquismo es total, en Europa y quizás en el mundo occidental. No somos conscientes de ello, pero aquí mi elucubración.

*Jose Luis Alborg: Historia de la literatura española. II época barroca.
                           - Historia de la literatura española. III siglo XVIII.

4 comentarios:

  1. Cuando dices "re-neo barroquismo" (término que debería importar, en mi opinión, la crítica actual) ¿es posible que con "barroquismo" quieras decir que ni siquiera es barroco, sino un intento de barroco? ¿o lo he entendido mal? Por cierto, la analogía que establece Alborg con lo de antes y lo de ahora es bestial, jaja, pero muy cierta. Estoy totalmente de acuerdo con el artículo. Ya no importa el contenido de lo que se nos ofrece, lo que importa es la forma. Y por desgracia hoy los que triunfan son aquellos que saben la fórmula del éxito y conocen bien a su público (el cual no quiere ser retado por aquello contra lo que no está preparado). Efectismo vs contenido.

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  2. ¿alguien está preparado para algo hoy en día?

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  3. Ah¡ y sí, a eso me refiero con barroquismo. Barroco sólo hubo uno. Así que no existe el neobarroco, pues no era barroco, era un pastiche del barroco. Es cuestión de la existencia del ser, no se renueva, no se rehace lo que ya no es. Al menos, esa es mi visión, de ahí que lo que fue neobarroco debería haber llamado neobarroquismo, como mucho, y por tanto, lo de ahora, re neo barroquismo.

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    1. Eso entendí yo, pero llevo horas leyendo cosas y mi mente no rinde ya, jaja Totalmente cierto. Me quedo con esa frase "es cuestión de la existencia del ser, no se renueva, no se rehace lo que ya no es". En el momento que se da algo o algo existe, todo tipo de circunstancias, factores y yo qué sé qué más Parcas y Parcos se confabulan para darle esencia a ese algo. Todo "revival" posterior es un vano inento, porque en esa nueva época hay una "confabulación" con diferente configuración. Y estoy delirando ya. Un saludo!

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